Crónica / Christina Rosenvinge, San Sebastián (Sala Gazteszena, 04/11/2011)

Christina Rosenvinge-7
Crónica y foto: Javier Escorzo

Publicado originalmente en Insitanea.

 

La ocasión lo merecía, y la sala Gazteszena de San Sebastián se vistió con sus mejores galas para recibir a Christina Rosenvinge. Se desplegó todo un patio de butacas que permitió al público presenciar el concierto cómodamente sentado, la manera más adecuada de disfrutar la actuación de esta artista.

Y a las 21:00, con puntualidad hispano danesa salió al escenario Christina Rosenvinge, que con su pose de ángel desangelado y su voz dulce de sirena mustia repasó temas de toda su carrera.
Christina tiene un pacto firmado con el diablo. No se sabe qué tuvo que entregar ella, pero sí lo que recibió: el secreto de la eterna juventud y la capacidad de escribir canciones perfectas. Ambas facultades quedaron demostradas en un concierto que por formato y repertorio resultó muy diferente a lo que viene ofreciendo en los últimos tiempos.

Tras la exitosa gira de presentación de “La joven Dolores”, actualmente está ofreciendo una serie de recitales más íntimos: sólo la acompañan Raül Fernández (Refree) a la guitarra y Aurora Aroca al violonchelo. Christina se ocupa de la guitarra y el piano.

También ha variado el repertorio. En las próximas semanas se editará una caja que repasa toda su carrera, y para confeccionarla ha tenido que revisar sus archivos; parece que al hacerlo ha decidido darles una segunda oportunidad a algunas canciones que no tocaba desde hacía lustros.
Tras un comienzo con temas de sus dos últimos trabajos llegaron las sorpresas: “Alguien que cuide de mí”, “Mil pedazos” y “Tú por mí”, temas de su primer disco en solitario (“Que me parta un rayo”, 1992) que han sido adaptados al sonido actual de Christina, más cercanos a sus versiones en el directo “Flores raras” (1998) que a su versión original en estudio. “El sud”, bellísima y delicada versión de Refree que interpretó con la ayuda del propio Raül al piano. Y otra versión, en este caso “Hallelujah” de Leonard Cohen, con la que Christina dio por concluida la actuación y se retiró con sus músicos al camerino.

Pero el público quería más, y la musa regresó con dos canciones de su último disco: “Jorge y yo”, basada en recuerdos de su infancia junto a su hermano, y una de sus más logradas composiciones, la hipnótica y muy “coheniana” “Canción del Eco”.
Aun hubo tiempo para un último bis, en esta ocasión la irónica “No lloro por ti”, de su mini LP junto a Nacho Vegas (“Verano fatal”, 2007), cuya última estrofa arrancó más de una carcajada (“lloro por lo mucho que quería este momento, aquí estás tú de rodillas y me importas un pimiento”).

Y con una sonrisa en los labios San Sebastián se despidió de la artista, con la certeza de que si el diablo cumple con su parte del trato, la próxima vez que vuelva a la ciudad Christina seguirá tan joven como siempre, más guapa que nunca y con los bolsillos llenos de canciones perfectas.

 

Si quieres ver las fotos de este concierto, pincha aquí.

Si quieres ver las fotos de Christina en Pamplona (07/11/2015), pincha aquí.

Si quieres leer la crónica de Christina en Pamplona (07/11/2015), pincha aquí.

Your email is never published or shared. Required fields are marked *

*

*