Crónica / Miguel Poveda, Pamplona (Baluarte, 27/08/2017)

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Texto y fotos, por Javier Escorzo.

Publicado originalmente en Diario de Noticias.

 

EL CANTO DE LA LIBERTAD

 

FECHA: 27/08/2017
LUGAR: Baluarte
INCIDENCIAS: Muy pocas butacas vacías para recibir a una de las grandes figuras del flamenco. Miguel Poveda estuvo acompañado por una magnífica banda, formada por Jesús Guerrero a la guitarra, Antonio Coronel a la batería, Paquito González a la percusión, Miguel Ángel Soto Peña “Londro”, Carlos Grillo y Dani Bonilla en las palmas y los coros, y Joan Albert Amargós en el piano y la dirección musical.

Tras seis días de incesante actividad, el Festival Flamenco On Fire llegó a su fin el pasado domingo. Esta ha sido su cuarta edición, por lo que ya no se puede hablar de un certamen que se esté consolidando, sino de un festival plenamente asentado y en continuo crecimiento que, por una semana, convierte a Pamplona en la capital mundial del flamenco y atrae a numerosos turistas a nuestra ciudad, nacionales y también de fuera de nuestras fronteras. El encargado de echar el cierre a las actuaciones celebradas en Baluarte fue Miguel Poveda, una de las voces más importantes del flamenco, y también una de las que atesoran más reconocimientos (Premio Nacional del Música 2007, Premio Nacional de Cultura de Cataluña 2011, Medalla de Andalucía 2012…). No fue, por lo tanto, ninguna sorpresa la buena entrada que se registró en Baluarte. Cuando pasaba un cuarto de hora de la hora prevista para el inicio del concierto, se anunció a los presentes que la banda había tenido un incidente en el viaje, por lo que todavía habría que esperar unos minutos para que comenzase la actuación.

Finalmente no fueron demasiados, y a eso de las 21:20 se apagaron las luces, escuchándose por megafonía la inconfundible voz rota de Joaquín Sabina recitando el soneto que escribió para el artista de la noche: “Cuando se cierre la veda, no habrá sonetos más jondos que los de Miguel Poveda”. Al encenderse de nuevo las luces del escenario, allí había una fantástica banda interpretando los primeros compases de ‘Para la libertad’, poema musicado de Miguel Hernández. Sin pausa, siguieron con otra poesía, en esta ocasión de Lorca: ‘El poeta le pide a su amor que le escriba’, cuyo último verso fue cantado por Poveda sin micrófono, haciendo una primera demostración de su poderío vocal. Después saludó a su público y pidió disculpas por el retraso (durante el viaje a Pamplona, una de las furgonetas en las que venían se había averiado y habían tenido que volver a recoger a sus ocupantes). Prometió que hablaría poco entre las canciones, pues quería ofrecer su concierto completo y terminar a tiempo para ir al Hotel Tres Reyes para disfrutar de la última actuación del Festival, a cargo de Kiki  Morente y Juan Habichuela (nieto). Explicó, por último, que el recital estaría divido en tres partes: una primera dedicada a la poesía, una segunda de flamenco más puro, y una tercera centrada en las coplas que escuchaba cuando era pequeño. Dentro del tramo poético, volvió a aparecer Sabina, en esta ocasión con un soneto a Sabicas, mítico guitarrista flamenco pamplonés a quien se homenajea en cada edición del Flamenco On Fire, así como Rafael Alberti y su ‘Guerra a la guerra’, dedicado a las víctimas de los atentados de Cataluña.

Un extraordinario solo de guitarra de Jesús Guerrero dio inicio a la parte más flamenca. Para ella, Poveda se desprendió de su americana y, en chaleco, guió a la audiencia en un viaje por distintos lugares (Málaga, Cádiz, Sevilla, Extremadura…) y palos de flamenco (Malagueña, Alegrías, Bulerías, Tangos…). En todos ellos resplandeció la luz de su verdad, de su voz y de su arte. Tuvo también un recuerdo a Lole y Manuel, de quien interpretó ‘Nuevo día’, la canción que abría su primer álbum.

Por último, una delicada introducción de piano, impecablemente ejecutada por el maestro Joan Albert Amargós (que ha trabajado con Serrat, Ana Belén, Paco de Lucía o Camarón), supuso el inicio de la tercera y postrera parte del concierto, dedicada a la copla. Aquí destacó una improvisada versión de ‘Mi amigo’, tema popularizado por Bambino o Rocío Jurado, así como ‘Dame la libertad’, de El Lebrijano, que Miguel Poveda cantó junto a Miguel Ángel Soto Peña, “Londro”, uno de sus tres palmeros. De esta manera, se cerraba el círculo y el concierto terminada con la misma temática que se había iniciado: la libertad. El tiempo apremiaba y no se hicieron mucho de rogar para los bises, con una arrolladora versión de ‘La leyenda del tiempo’, de Camarón, que fue recibida por un auditorio puesto en pie y aplaudiendo unánimemente a Poveda y a sus músicos.

 

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