Crónica / Nacho Vegas, Pamplona (Baluarte, 28/12/2018)

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Texto y fotos, por Javier Escorzo.

Publicado originalmente en Diario de Noticias.

 

FECHA: 28/12/2018

LUGAR: Baluarte (Sala de cámara)

INCIDENCIAS: Segunda jornada del Festival Santas Pascuas. Sala llena. Nacho estuvo acompañado por Abraham Boba (voces, teclados y acordeón), Edu Baos (guitarra), Manu Molina (batería), Luis Rodríguez (bajo) y Joseba Irazoki (guitarra).

 

INCONMENSURABLE NACHO VEGAS

 

De todas las jornadas de este Festival Santas Pascuas, solo en una el cartel estuvo formado por un único artista, y este fue Nacho Vegas. En realidad, puede considerarse un favor para su hipotético compañero de escenario, porque no tiene que ser nada fácil tocar antes o después que uno de los mejores escritores de canciones en lengua española de los últimos lustros. A su lado, cualquier repertorio parece pequeño y banal. Maestro de la escritura, el asturiano tiene la capacidad de componer canciones demoledoras en las que se abre en canal delante del oyente, ya sea para narrar la muerte de su padre, sus (parece que superadas) adicciones o sus desengaños sentimentales; canciones como ‘El ángel Simón’, ‘Canción de la duermevela’ u ‘Ocho y medio’, por citar solo algunas, son ciertamente devastadoras. Hace ya unos años, su música dio un giro para pasar a ocuparse de temas más sociales. El resultado ya no es tan descarnado como el de antaño, pero composiciones como ‘Actores poco memorables’ o ‘Polvorado’ siguen siendo sobresalientes. De hecho, su último trabajo, “Violética”, figura en muchas de las listas de mejores discos de este año que ahora nos deja.

A todo esto hay que añadir que Nacho llegaba a Pamplona con una banda formidable en la que destacan tres miembros de León Benavente, una de las bandas nacionales más potentes de los últimos años, y nuestro Joseba Irazoki, que se ha convertido, posiblemente, en el mejor guitarrista del rock español de la actualidad, como demuestra al lado de otros artistas (el propio Vegas o Mikel Erentxun), o en sus proyectos en solitario, con los que también estará presente en esta edición del Festival Santas Pascuas. Así las cosas, y tras la sintonía de ‘Actos inexplicables’, el instrumental que abría su debut en solitario, los músicos fueron desgranando temas de su último disco, como ‘El corazón helado’, inspirada en los poemas de dos maquis, ‘Ideología’, en la que utilizó un segundo micro para las partes en las que su voz suena con filtro telefónico, o ‘Crímenes cantados’, alegato contra los centros de internamiento de extranjeros.

Entre ellas fueron intercalando temas más antiguos: ‘La plaza de la soledad, ‘Canción de palacio’ y, especialmente, ‘Morir o matar’ y ‘La pena o la nada’ fueron muy bien acogidas. Tras ellas llegó la cumbia ‘Todos contra el cielo’, pieza menor de su cancionero, pero que sirvió para descongestionar el pico de intensidad. Y siguió la mezcolanza: ‘Nuevos planes, idénticas estrategias’, del imprescindible “Desaparezca aquí’, seguida de la bella y delicada ‘Ser árbol’ y ‘La última atrocidad’, en la que, como sucede en el disco, cantó Cristina Martínez, de El Columpio Asesino. Durante toda la actuación, Nacho se mostró seguro y la banda, versátil, combinando momentos acústicos con auténticas tormentas eléctricas. Y aunque el set list incluía más canciones, tras hora y media larga, decidieron terminar con ‘El hombre que casi conoció a Michi Panero’.

 

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