Crónica / Supersubmarina, Pamplona (Sala Tótem, 21/11/2014)

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Suele decirse que el tercer disco es para un grupo el momento de su verdadera confirmación. El éxito del primero puede deberse a la suerte y el del segundo a la inercia. Pero la historia está llena de bandas a las que parece que la tierra se las tragó tras publicar su tercer álbum.

Desde luego, no es el caso de Supersubmarina. El quintento de Baeza sigue su imparable camino hacia el éxito, confirmando todo lo que ya había ido apuntando en sus dos primeros discos y haciendo de su música una apuesta cada vez más segura y ganadora. Como bien reza el título de su nuevo disco, tienen el viento de cara. Lo que hicieron en la sala Tótem de Villava fue recoger los frutos de lo que que llevan años sembrando. En realidad no sólo eso, pues no son de los que se duermen en los laureles; a pesar de tener a la audiencia ganada desde el mismo momento en que pisan el escenario, ellos pelean cada nota. Se entregan y ofrecen un show aguerrido, sudoroso y sin concesiones.

Supersubmarina suena en directo con más contundencia que en el disco, y su público (muy numeroso, joven y mixto), lo agradece. Eran poco más de las 23:00 cuando empezaron la batalla con “De doce a doce y cuarto”. Llegó después “Hasta que sangren”, la canción que tanta polvareda levantó hace unos meses por su contenido político. Seguramente quienes les acusaron de oportunistas por acercarse a las temáticas sociales no escucharon en su momento otras canciones como “El baile de los muertos”, por ejemplo. Pero da igual, Supersubmarina sigue a lo suyo, centrados en su música y ajenos a algunas críticas que en ocasiones les han atacado con una virulencia inusitada.

Anunciaron una canción de bajón, pero nada más lejos de la realidad; “Inestable” no hizo más que prolongar la fiesta que ya no decaería hasta el final del concierto. Daba igual la canción que tocasen o el disco al que perteneciera: todas eran coreadas al unísono por el público que llenaba la sala Tótem. “Extrema debilidad”, “Kevin McAllister”, “Hermética”, “Arena y sal”, “Enemigo yo”…

“Vamos, que esta os la sabéis”, gritó Chino antes de dejar que el público cantase las primeras estrofas de “Niebla”. Después, “Puta vida” y “Supersubmarina”, la canción que da título al grupo, y el falso y bailable final de “El mañana”.

Pero quedaban ganas de más, y el quinteto tuvo que volver al escenario con dos temas de su último disco: “Viento de cara” y “Algo que sirva como luz”, antes de despedirse definitivamente con el que ya es un clásico dentro de su repertorio, “Cientocero”, de cuyos estribillos se encargó el público.

Ahora sí, el concierto había terminado. Las luces se encendieron y, mientras ellos saludaban desde el escenario, a uno le quedaba la sensación de que Supersubmarina, con este disco y con esta gira, había vuelto a subir otro escalón más. Posiblemente ni ellos sepan lo alto que pueden llegar.

 

Si quieres ver las fotos de este concierto, pincha aquí.

 

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